Muchas personas en California y en todo el país ven su ocupación como algo más que un trabajo: lo ven como una carrera en la que planean futuros avances y mejoras profesionales. Con estos objetivos en mente, invierten su tiempo y energía en rendir al máximo de sus capacidades. Desgraciadamente, el cumplimiento de estos objetivos se ve a menudo impedido por violaciones de derecho laboral por sus jefes o supervisores de mayor rango.
En algunos casos, las víctimas de discriminación laboral deciden que es apropiado buscar justicia presentando una demanda contra quienes se cree que son responsables del comportamiento ilegal en un esfuerzo por recuperar las pérdidas económicas. La más obvia de estas pérdidas suele estar relacionada con los salarios perdidos si el trabajador pierde su empleo como consecuencia del trato recibido. Sin embargo, algunos casos también implican la búsqueda de una indemnización por angustia emocional.
Aunque la angustia emocional se incluye con mayor frecuencia en los casos relacionados con entornos de trabajo hostiles o acoso sexual, también pueden solicitarse daños y perjuicios en otros tipos de casos, como los relacionados con represalias o la denegación de un ascenso. La angustia emocional puede manifestarse de muchas formas, incluyendo una afección psiquiátrica como un trastorno de ansiedad o depresión, daño a la reputación de la persona e insomnio, entre otras. El apoyo a estas reclamaciones puede proporcionarse mediante el testimonio personal, así como el de amigos y familiares. No es necesario contar con el testimonio de un profesional; sin embargo, hacerlo puede ser beneficioso, especialmente en los casos en los que se solicitan daños más elevados.
Hay pocas cosas más devastadoras que la sensación de que una persona, muy trabajadora y dedicada al éxito en el lugar de trabajo, recibe un trato determinado simplemente por su raza, edad o religión, entre otras clases protegidas. A menudo, las infracciones de la legislación laboral provocan pérdidas monetarias, así como angustia emocional. Las víctimas de este tipo de trato pueden consultar con un profesional con experiencia que puedan ayudarles a decidir cómo proceder con sus reclamaciones.